martes, 6 de julio de 2021

“Estudiar en el SENA es una puerta para servirle a este país que me acogió como migrante”: Gabriela Álvarez Terán, aprendiz

Para muchos jóvenes estudiar se ha convertido en todo un desafío, pues aducen que no tienen recursos económicos, otros manifiestan que deben trabajar para llevar el sustento económico a sus familias y otros no les interesa ni lo uno ni lo otro.

Para el caso de Gabriela Álvarez Terán, una joven venezolana que llegó hace 3 años a Dosquebradas en Risaralda, fue un reto que involucra a su mamá, a su tía y a su abuela.

Su periplo inicia cuando la tía se acerca a la oficina de migraciones de la Alcaldía de Dosquebradas, donde de manera diligente fue orientada para contactarse con un funcionario del SENA Risaralda, quien de manera inmediata se volvió como un “ángel” en palabras de Gabriela o en palabras de Radamet Colina Buitrago de la Agencia Pública de Empleo, “en alguien que se puso la camiseta”.

“Cuando llegó este caso al área donde me desempeño, veía que siempre pasaba las pruebas y los requisitos para estudiar una tecnología; pero siempre había una dificultad con el Permiso Especial de Permanencia. Escalé el tema y después de varios intentos, pudimos sacar adelante el proceso y hoy podemos decir que tenemos la satisfacción del deber cumplido”, manifestó Colina Buitrago.

Esta mujer de 18 años no la ha tenido fácil en la vida, pues le tocó afrontar una situación poco común para su corta edad, emigrar a otro país por situaciones ajenas a su voluntad y además renunciar a su entorno, a sus amistades y sus compañeros de colegio. “Empezar de nuevo y en un país que no conocíamos, nos ha hecho fuertes. Los colombianos y las personas de esta región nos han ayudado mucho, estamos muy agradecidos con todas esas personas que hemos encontrado en este nuevo camino. De mi hija puedo decir, que su perseverancia y decisión la hicieron merecedora de ese premio, estudiar su carrera tecnológica en tan importante institución”, relató su madre Esneida María Terán Depablos con lágrimas en los ojos y además añadió que “antes de llegar a Colombia, era profesora en el país vecino”.

Estas dificultades no han sido impedimento para Gabriela Álvarez Terán, ni mucho menos recibir las clases por un Smartphone conectado a una red inalámbrica de un vecino que le compartió el acceso; por el contrario, su mirada y su voz refleja el “perrenque” de alguien que quiere avanzar, crecer y no detenerse.

La cama, de un 1.20 de ancho por 1.80 metros de largo, donde duerme con su mamá, le sirve como escritorio para escuchar las clases y para descansar. “Quiero decirles que en el SENA Risaralda he encontrado muchas personas valiosas, encontré un programa que me ayudará a mi crecimiento personal y profesional y además encontré formación de calidad para mi futuro. Por eso, les digo que hoy esta puerta que me abrieron será para servirle a este país que me acogió como migrante”.

Gabriela Álvarez adelanta desde hace 3 meses la tecnología Gestión de Mercados en el centro Comercio y Servicios del SENA Risaralda.

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